
Se sabe que el Gobierno Nacional intentará una nueva reforma laboral y que oficializaría su anuncio luego de las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre. No obstante, algunos puntos ya se han filtrado a través de fuentes directas de la propia Casa Rosada. Entre ellos:
– Eliminación de las paritarias y su reemplazo por “negociaciones libres” y directas entre empleador y empleado (sin mediación gremial).
– Limitación de la intervención y actividad de los sindicatos.
– Limitación de los juicios laborales iniciados por despidos o irregularidades laborales.
– Reducción de las tasas de interés en sentencias laborales a favor de los trabajadores.
– Digitalización y modernización de los registros laborales, de manera tal que la formalización y el registro de los contratos laborales a inscribir sea más simple y ágil.
– Revisión del régimen indemnizatorio, lo que podría llegar a interpretarse como una limitación al cobro de las indemnizaciones (al momento, sin mayores detalles).
– Incorporación de nuevas modalidades de contratación (resta saber si las mismas serán consideradas como contratos de trabajo o figuras ajenas al régimen laboral, legalizando un posible fraude al encubrir una relación de trabajo).
– Ampliación del período de prueba: actualmente es de 6 meses (mínimo) desde la última y reciente reforma hace poco más de un año. Buscarían llevarlo a más de 6 meses. No se descartan modificaciones.
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Sin embargo, el Gobierno, con la falsa creencia de que se genere mayor empleo y las empresas inviertan en nuestro país, apostará por una nueva reforma que en términos generales no solo no traerá beneficio alguno para el trabajador, sino que por el contrario, lo resultará perjudicando una vez más. Y ésto, porque con algunos de los puntos modificatorios de la reforma se podría generar mayor desigualdad: beneficio para el empleador a costa de reducir o limitar derechos del trabajador.
A saber, una reforma que al intentar debilitar a los sindicatos (acertadamente hoy tan cuestionados) -excluyéndolos de las paritarias, por ejemplo- se estaría vulnerando individualmente y desprotegiendo a la parte más débil de toda relación laboral que no es nada más y nada menos que el trabajador. Es simple, si se debilita la fuerza sindical, también lo hace la fuerza individual del trabajador que queda desamparado.

Leyes laborales y creación de empleo
Un grave y costoso error es creer que modificando las leyes laborales se generará más empleo. Sabido es que las leyes laborales no tienen capacidad generativa de empleo, sino que lo que hacen es proteger y preservar la dignidad de las personas que trabajan. El empleo se crea con políticas económicas estables que desarrollen al país, fortaleciendo la actividad industrial e incentivando el consumo.
En suma, habrá que visualizar cómo se irá desarrollando este proyecto. De prosperar, el Congreso resultará ser el protagonista por un -seguramente- duro debate entre los legisladores teniendo, como con cada proyecto de ley polémico que ingresa a su recinto.
Si el proyecto sale votado en el Congreso y es ley, se puede plantear la inconstitucionalidad. El último recurso siempre es la Justicia.
*Gonzalo Benedetti es abogado laboralista

