Luego de un último e infructuoso intento de negociación bilateral de los distintos bloques de la oposición amigable con un emisario del Gobierno que se instaló en la Cámara de Diputados, las conversaciones quedaron suspendidas hasta nuevo aviso y la suerte de la ley ómnibus quedará atada a la votación del proyecto en el recinto, con el riesgo para el oficialismo de que buena parte del articulado de la mega iniciativa quede mutilado.
Distintas situaciones enrarecieron los consensos que parecían haberse alumbrado entre el oficialismo y la oposición cuando ésta accedió a firmar el dictamen de mayoría, aún con numerosas disidencias parciales.
Por un lado, el diputado cordobés de Hacemos Coalición Federal Carlos Gutiérrez ventiló que luego de que la oposición accediera a firmar el despacho en base a un texto consensuado, el Gobierno aplicó cambios en la redacción del texto, en un acto de mala fe y violación del contrato de confianza entre las partes.
Lo hizo a través de un posteo en la red social X poniendo el foco en los cambios en el sector de biocombustibles.
“Cuando creíamos que en el capítulo biocombustible se habían logrado las condiciones para alcanzar un acuerdo que contenga a todos los sectores, nos encontramos con que se realizaron modificaciones que nadie sabe ni quién ni cómo se hicieron, después de un dictamen firmado”, advirtió el legislador schiarettista.
Los cambios en el dictamen no se agotan allí. El diputado nacional de Innovación Federal Agustín Domingo denunció que el texto que se difundió horas después de la firma del dictamen de mayoría un texto que volvía a incluir la derogación del régimen diferencial de tarifas para usuarios residenciales de gas por zona fría.
La eliminación de ese beneficio había sido una pretensión del Gobierno pero que luego había supuestamente retirada a petición de sectores dialoguistas de la oposición.
Pero hay más ítems donde se aplicaron cambios como las retenciones a determinados productos de economías regionales y al régimen de pesca.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, negó que hubieran “negociaciones espurias” en hoteles o domicilios particulares por fuera de la Cámara de Diputados, y minimizó la versión de Gutiérrez sobre cambios en el dictamen, aunque no fue certero y dejó flotando la sospecha.
Más específico fue el jefe del bloque libertario en Diputados, Oscar Zago, quien aclaró que el dictamen de mayoría expresa la versión del proyecto que cuatro días antes había presentado el Poder Ejecutivo.
«No sé por qué están diciendo que hubo modificaciones en el último dictamen. Hubo modificaciones cuando se bajó el número de artículos, pero de ahí a la presentación del día de ayer no hubo ningún tipo de modificación. Si hay alguna que otra modificación, se hará en el recinto», ratificó.
En efecto, la respuesta del oficialismo es que esas cuestiones sobre las que la oposición mantiene dudas y que creía que iban a ser zanjadas en el dictamen, finalmente serán corregidas directamente en el recinto.
Introducir solamente una coma en un artículo en el recinto tras la votación en general es una tarea titánica y por demás engorrosa, que suele demandar mucho tiempo de negociación fina y que trabaría enormemente la votación del paquete.
Sin contar el “detalle” de que se trata de una mega ley de más de 500 artículos, en los que al menos un centenar tienen observaciones y podrían demandar el mismo trato especial.
Esto conduce inevitablemente a una sesión que podría batir todos los récords en extensión, y que tendrá que superar muchos escollos en el ripio de la discordia antes de llegar a un desenlace, sea el que fuera.
Lo lógico hubiera sido que para llevar el dictamen al recinto, y evitar el rechazo a la iniciativa (el peor escenario, una verdadera catástrofe) o el descuartizamiento del articulado en la votación en particular, La Libertad Avanza siguiera puliendo el dictamen que en el plenario de comisiones logró un acompañamiento mayoritario, pero con más disidencias parciales que apoyos plenos. Al parecer, ya no hay más nada que negociar y “los pingos se verán en la cancha”.
En este contexto, las conversaciones continuaron este jueves en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, donde este jueves se apoltronó el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, para recibir uno a uno a los bloques.
Primero ingresó un grupo de radicales encabezados por el ex diputado nacional y actual secretario parlamentario Alejandro Cacace, quien ingresó acompañado por los diputados Lisandro Nieri, Danya Tavela, Roxana Reyes, Soledad Carrizo y Pamela Varesay.
En segundo turno, lo hizo Miguel Pichetto con algunos de sus pares de Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal.
El misionero Carlos Fernández (Misiones) y el referente de la Coalición Cívica Juan Manuel López fueron de la partida en una reunión a la que se sumaron José Luis Espert (Avanza Libertad) y los libertarios Nicolás Mayoraz y Gabriel Bornoroni, presidentes de las comisiones de Presupuesto, Asuntos Constitucionales y Legislación General, respectivamente.
Tras estas conversaciones fallidas que no son más que una ventana emergente del caos del plenario de comisiones en el que se alcanzó la firma de un dictamen de mayoría atado con alambre y con incumplimientos severos por parte La Libertad Avanza, los líderes de los bloques de la UCR, HCF e Innovación Federal se reunieron en las oficinas de Emilio Monzó y Nicolás Massot en el edificio anexo de la Cámara baja para unificar un curso de acción.
La decisión que surgió de ese concilio fue plantear las posturas en el recinto, siguiendo las reglas de juego del oficialismo, cansados de que les hagan perder el tiempo en negociaciones sin destino y estupefactos ante la impericia del oficialismo a la hora de llevar una estrategia de diálogo, propia de un principiante.
Acto seguido, tomó estado público el comunicado que sacó HCF junto con Innovación Federal para marcarle la cancha al oficialismo, aclarando que la vocación de ayudar a la gobernabilidad tiene límites y no es un cheque en blanco.
“Quienes formamos parte de los bloques Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal tenemos el compromiso de otorgar gobernabilidad y darle al Gobierno las herramientas que necesita para sacar a la Argentina de esta profunda crisis. Sin embargo, no estamos dispuestos a hacerlo sin marcar diferencias y defender nuestras convicciones, ya que también nuestros votantes nos han otorgado un mandato que vamos a respetar”, indicaron.
Si la oposición dialoguista no disimula su fastidio y desconfianza ante los “manoseos” del dictamen, del otro lado el Gobierno expresa preocupación, por más que algunos voceros salgan a tranquilizar bajo la idea de que está todo encaminado.
Con aires bravucones, el ministro de Economía, Luis Caputo, agitó el avispero con una dura amenaza a los diputados de la oposición blanda que firmaron el dictamen con disidencias, advirtiendo que cada una de las reformas económicas que no fueran acompañadas tendrían como consecuencia recortes en las partidas para las provincias.
Claramente un funcionario que está seguro del resultado positivo de una votación no tendría motivos para salir a amenazar por Twitter. Las disidencias parciales, en su óptica, ponen en riesgo la efectividad del plan económico.
El presidente Javier Milei escaló aún más la provocación al sostener que a los gobernadores los va a “dejar sin un peso” si persisten en no acompañar la ley ómnibus en su integralidad.
En este marco de confusión, desconfianza y fastidio, todavía no hay una fecha clara para la convocatoria a sesión, aunque se especula que sería el martes.